Me descolgué de un sueño en medias,
deslizando la imaginación por la rendija de una puerta.
A tientas, demasiado discreta
cometiendo el delito de observarte,
de dejarme llevar por el aroma
del papel que escribes, de la tinta,
de la luz anaranjada y amarilla de la lamparita.
Arrastrada por la tentación de mirarte concentrado,
como metido en ese folio, fuera del mundo.
¡Qué deleite para mis ojos!
Me transpiran los dedos y me inquieta. ¿Y si me descubres?
Desperté de un sueño en medias y no pude evitar encontrarte.
Tu mano acaricia la página
dándole ternura y pidiéndole palabras,
mientras tu perfume se impregna en ella y la transforma,
deseo ser esa hoja.
Mis ojos se desvían, pierden esperanza.
Vives consumido por esa estrofa
y yo que te admiro tanto desaparezco.
Mi cuerpo envidia tu trabajo
porque tiene tu compañía, tu tiempo, tu espacio.
Mi alma añora la tuya, la que me amaba con locura.
No me había dado cuenta, estás frente a mí.
Tomas mi rostro en tus manos
y secas esa lágrima con tu pulgar.
Quiero retirarme lentamente pero no me dejas,
me seducen tus profundas pupilas canela.
Creo que la mesa te reclama. No te interesas por ella.
Me atraes hacia a ti y desde dentro cierras la puerta.
http://www.poemas-del-alma.com/blog/mostrar-poema-29457
deslizando la imaginación por la rendija de una puerta.
A tientas, demasiado discreta
cometiendo el delito de observarte,
de dejarme llevar por el aroma
del papel que escribes, de la tinta,
de la luz anaranjada y amarilla de la lamparita.
Arrastrada por la tentación de mirarte concentrado,
como metido en ese folio, fuera del mundo.
¡Qué deleite para mis ojos!
Me transpiran los dedos y me inquieta. ¿Y si me descubres?
Desperté de un sueño en medias y no pude evitar encontrarte.
Tu mano acaricia la página
dándole ternura y pidiéndole palabras,
mientras tu perfume se impregna en ella y la transforma,
deseo ser esa hoja.
Mis ojos se desvían, pierden esperanza.
Vives consumido por esa estrofa
y yo que te admiro tanto desaparezco.
Mi cuerpo envidia tu trabajo
porque tiene tu compañía, tu tiempo, tu espacio.
Mi alma añora la tuya, la que me amaba con locura.
No me había dado cuenta, estás frente a mí.
Tomas mi rostro en tus manos
y secas esa lágrima con tu pulgar.
Quiero retirarme lentamente pero no me dejas,
me seducen tus profundas pupilas canela.
Creo que la mesa te reclama. No te interesas por ella.
Me atraes hacia a ti y desde dentro cierras la puerta.
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