la llovizna que se traduce en calma y paz
me llaman a gritos a través de las cortinas cerradas.
Estoy concentrada en una estrofa y no oigo nada.
De pronto, el ruido de los coches sobre el asfalto,
el sonido típico a mojado, a paraguas, a risas y gritos
de gente apurada preocupada por las gotas finas
que pueden volverse gordas y dolorosas
me regresan de la euforia y las busco.
El atardecer anaranjado me acaricia la cara.
Sonrío atontada, feliz.
Hoy me dice “buenas noches”
y yo le hago una reverencia en palabras.
Buenas letras de verso y poesia, un agrado leerte.Que lindo es pasar por tu sitio,me raconforta leerte,siempre tan bello todo por eso pasare siempre.Esta vez llego desde Cuentos y Orquideas y de paso invitarte a leer un nuevo cuento,espero te guste y sea de tu agrado.Mucha luz y hasta pronto...
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