Despojarme de lo vivido no porque sí, sino porque he sufrido.
Guardaba tus cartas, mis sueños,
mis recuerdos, tu boca,
nuestros besos, tu roce,
tu sensación, tu nombre…
Anidaba tu caricia que se había convertido en lija,
conservaba tu sonrisa que sólo me parecía burla,
anhelaba tu abrazo que podría ser forcejeo.
El espejo está roto desde hace tres años.
Mi imagen no existía sin la tuya,
mi voz no sonaba si no la buscabas,
mis ojos no se abrían por otra persona,
mi alma no sentía a menos que estuvieses cerca.
Despojarme de lo vivido no porque sí, sino porque he sufrido.
Aislada, en la creencia de que eras mi mundo, mi vida.
Alejada del amor, de la libertad, de la música,
de la fotografía, de la poesía… Ajena a mi misma.
Oigo las notas del piano: están solas como yo,
pero suenan, suenan, suenan…
El ritmo me despierta una extraña alegría
que nace de la tristeza más profunda
y te escribo esta carta.
Me despojo de lo vivido no porque sí, sino porque he sufrido.
Y no ha sido en vano, y no ha sido por elección o quizás si.
Yo te quise mientras tú te divertías a costa de mi cariño
y lo permití, no lo vi o simplemente me conformé.
Me despojo de lo vivido no porque sí, sino porque he sufrido.
Me despojo de ti. Me despojo de lo que fui.
Hola Rosalie, cuánto me alegra saber que te mi post ha servido como un granito de arena en este proceso de liberación.
ResponderEliminarFantástica tu creación! Cuánta belleza en tus palabras. Felicidades por tu arte y gracias por compartirlo! Me ha encantado!