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Tú, quien me lee

Tú que vienes de un lugar que no conozco,
que no he visitado, que tal vez lo haga
pero no puedo asegurarlo.

Tú que me llamas poestisa
y me llenas de amor y luz,
de una ternura que no sé si es merecida
pero que recibo porque me la regalas
más allá de mis posibilidades de detenerla.

Tú que escribes con el alma,
con las manos enguantadas o con sangre…

Tú que me ofreces tu alegría cuando la mía no alcanza,
cuando se me cae la esperanza, cuando huye de mí.

Tú que das pasitos gigantescos en mi corazón,
que avanzas y aún así por tus tropiezos pides perdón.

Tú que me buscas, me llamas,
me dices que necesitas mi canción
aún cuando en ocasiones creo que se me ha apagado la voz.

Tú que me transformas, me ilusionas,
me sueñas, me imaginas,
me haces princesa de cuentos y también mendiga
con tus verdades crudas y profundas.

Tú que usas largavistas, gafas y telescopios.
Tú que te fascinas por los microscopios
y las lupas de todos los tamaños.

Tú detallista, amante de la naturaleza,
de las cosas pequeñas y las grandes,
amante de las personas.
Tú, él/la que lee.

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Sin tristeza, sin pena, sin dolor... con coraje.

Volver a empezar, juntando las piezas que no encajaban antes y encontrando nuevas, viendo el conjunto de lo que queda, recobrar la esperanza en el final, que es ante todo un principio. Sin tristeza, sin pena, sin dolor... con coraje. Todo comienzo es un final, un dejar atrás a algo o a alguien, y eso sorprende porque uno quisiera llevarse todo puesto o mandarlo todo muy lejos. A veces para que no duela me olvido, a veces para que no duela me acuerdo y aveces me quedo, no me voy. La cuestión es que debo partir, es hora, es mi hora. Simplemente lo sé, esas cosas uno las siente adentro, como si se muriera un poquito para luego estar más fuertes y amar más puramente, de forma más madura, actuar de modo más coherente, más consecuentemente. Volver a empezar, por otro camino, no olvidando jamás lo que fuimos, teniendo siempre presente lo que queremos y sabiendo quienes somos.

Mi vicio eres tú

Amarte es mi vicio. Besarte es mi vicio. Mirarte es mi vicio. Abrazarte es mi vicio. Soñarte es mi vicio. Acompañarte es mi vicio. Escucharte es mi vicio. Cantarte es mi vicio. Leerte es mi vicio. Seducirte es mi vicio. Desearte es mi vicio. Acariciarte es mi vicio. Amarte es mi vicio. Mi vicio eres tú. Escuchando “I got you” Leona Lewis

Fluir

Si el fondo del aire es frío, entonces me abrigo, me instalo en un banco  bajo los rayos del sol y escucho los pajaritos y veo las golondrinas y los aviones volar. Se acerca un mirlo y empieza a cantar, en lo alto de una rama, declara su libertad, me transmite serenidad, todo irá genial. El río sigue fluyendo, los perros siguen corriendo, los coches siguen pasando, el día sigue avanzando, entonces, si todo es como es, ¿por qué yo no puedo ser como soy? Dedicado a mi profe de yoga, Ania. Gracias por nutrir mi alma.