Mis ojos me traicionan, me confunden.
¿No te conozco o no te reconozco?
¡Qué ganas de besarte el alma!
Camino rápido entre estos pastos mezclados
con la noche plateada,
me apuro a tientas en ciertos puntos del sendero, soy…
Mis ojos me traicionan sin intención de hacerlo,
te encuentran recostada en un sueño bello,
sobrevolando el trigo.
Te ven dormida y quieren tocarte,
llevarte lejos donde nadie pueda intentar sentirte.
Egoístas mis ojos, mis manos,
mis cicatrices cada vez más notorias.
Mis ojos me traicionan,
se vuelven locos, blancos y negros,
se cierran los párpados,
se cierran y vuelven abrirse lentamente.
Intermitente la luz cuando pasa una nube
y me vuelvo hacia el cielo para mirarla.
Imperceptible la distancia que nos separa.
Amor, ¿cómo se llena el vacío de tu belleza?
Eres mía pero no puedo tenerte.
Egoístas mis ojos que no quieren compartirte.
Mi deseo me traiciona,
me vuelve cruel y egoísta,
me convierte en infiel de los mandamientos del Universo.
Mi obsesión me aniquila
y también a ti porque desespera cuando sabe que eres libre
y quienquiera sea puede alcanzarte. Ingenuo mi corazón.
Mi destino se trunca si no estás conmigo.
¿Quién soy yo para mandarte?
¿Quién soy para decirte lo que puedes hacer y lo que no?
¿Quién soy yo para exigirte?
Luna, ven a mis brazos Luna.
Esta profundidad de campo me inunda
y no puedo hacer más fotos
que las que envidian mis ojos a si mismos,
que no pueden reproducir en un papel.
Luna, ven a mis brazos Luna.
Quédate en mis manos
que esta noche moriré sola
cuando llegue la mañana.
Escuchando “Partitura privada” de Mario Viñuela
¿No te conozco o no te reconozco?
¡Qué ganas de besarte el alma!
Camino rápido entre estos pastos mezclados
con la noche plateada,
me apuro a tientas en ciertos puntos del sendero, soy…
Mis ojos me traicionan sin intención de hacerlo,
te encuentran recostada en un sueño bello,
sobrevolando el trigo.
Te ven dormida y quieren tocarte,
llevarte lejos donde nadie pueda intentar sentirte.
Egoístas mis ojos, mis manos,
mis cicatrices cada vez más notorias.
Mis ojos me traicionan,
se vuelven locos, blancos y negros,
se cierran los párpados,
se cierran y vuelven abrirse lentamente.
Intermitente la luz cuando pasa una nube
y me vuelvo hacia el cielo para mirarla.
Imperceptible la distancia que nos separa.
Amor, ¿cómo se llena el vacío de tu belleza?
Eres mía pero no puedo tenerte.
Egoístas mis ojos que no quieren compartirte.
Mi deseo me traiciona,
me vuelve cruel y egoísta,
me convierte en infiel de los mandamientos del Universo.
Mi obsesión me aniquila
y también a ti porque desespera cuando sabe que eres libre
y quienquiera sea puede alcanzarte. Ingenuo mi corazón.
Mi destino se trunca si no estás conmigo.
¿Quién soy yo para mandarte?
¿Quién soy para decirte lo que puedes hacer y lo que no?
¿Quién soy yo para exigirte?
Luna, ven a mis brazos Luna.
Esta profundidad de campo me inunda
y no puedo hacer más fotos
que las que envidian mis ojos a si mismos,
que no pueden reproducir en un papel.
Luna, ven a mis brazos Luna.
Quédate en mis manos
que esta noche moriré sola
cuando llegue la mañana.
Escuchando “Partitura privada” de Mario Viñuela
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