Ir al contenido principal

Te veo en la multitud

Te veo en la multitud, te reconozco sabiendo que no eres tú,
que no es posible que estés aquí.

Tengo miedo, me duele encontrarte en esas figuras familiares
y desconocidas al mismo tiempo.

Este lapsus de mi mente me desconcierta.
Yo elegí el final, sin embargo te recuerdo seguido.
Traigo tu voz a mi oído, el color de tu pelo,
la silueta de tus labios, el largo de tus manos…
Echo de menos tu abrazo y el sentimiento cálido de la amistad,
de la complicidad y del amor.

Te confundes entre personas y vuelvo a perder tu imagen,
pero te quedas en mis pensamientos haciendo preguntas extrañas
cuyas respuestas di hace mucho tiempo.

Te veo en la multitud, te reconozco sabiendo que no eres tú,
que no es posible que estés aquí.

Me imagino como estás o que podrías haber hecho esta mañana.
Recuerdo tu risa pero no el color de tus ojos.
Creo que nunca me fijé en eso.

A veces pienso en llamarte pero sé que es tonto
porque sólo preciso saber que estás bien.
No me veo hablándote de mí,
sólo de esas personas que tenemos en común y de ti,
de lo que ha sido tu vida.

Te extraño, es cierto;
pero me niego a aceptarlo
porque es un sentimiento inútil que sólo me frustra.
Te aprecio pero no quiero estar contigo.
Tuvimos algo lindo pero no espero repetirlo.

¿Qué sentido tiene verte en esta multitud?
¿Acaso necesito hacer algo que no hice entonces?
Sí, anhelo encontrarte para decirte que te quiero,
que a pesar de todo puedes contar conmigo.
Me gustaría darte un abrazo fuerte
y despedirme en silencio.
Necesito verte para decirte adiós.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin tristeza, sin pena, sin dolor... con coraje.

Volver a empezar, juntando las piezas que no encajaban antes y encontrando nuevas, viendo el conjunto de lo que queda, recobrar la esperanza en el final, que es ante todo un principio. Sin tristeza, sin pena, sin dolor... con coraje. Todo comienzo es un final, un dejar atrás a algo o a alguien, y eso sorprende porque uno quisiera llevarse todo puesto o mandarlo todo muy lejos. A veces para que no duela me olvido, a veces para que no duela me acuerdo y aveces me quedo, no me voy. La cuestión es que debo partir, es hora, es mi hora. Simplemente lo sé, esas cosas uno las siente adentro, como si se muriera un poquito para luego estar más fuertes y amar más puramente, de forma más madura, actuar de modo más coherente, más consecuentemente. Volver a empezar, por otro camino, no olvidando jamás lo que fuimos, teniendo siempre presente lo que queremos y sabiendo quienes somos.

Mi vicio eres tú

Amarte es mi vicio. Besarte es mi vicio. Mirarte es mi vicio. Abrazarte es mi vicio. Soñarte es mi vicio. Acompañarte es mi vicio. Escucharte es mi vicio. Cantarte es mi vicio. Leerte es mi vicio. Seducirte es mi vicio. Desearte es mi vicio. Acariciarte es mi vicio. Amarte es mi vicio. Mi vicio eres tú. Escuchando “I got you” Leona Lewis

Me siento llena de amor

Calor en el corazón, lágrimas de emoción, sonrisa en la boca dibujada con amor. Abrazo profundo, fuerte, tierno, cargado de recuerdo, cargado de buena intención. Complicidad, juego y diversión, travesuras de niñas mujeres adultas que comparten una canción. Un subidón de energía, de alegría, de orgullo y valor, compartir un chocolate caliente ☕, una comida y una vela 🕯️ pinchada en una manzana para celebrar la ocasión. Compartir con calma, sin prisa, con ganas, risas, degustar el metro, mientras viajo, agradezco tanto y tanto que me llevo. Gracias a mis Imprescindibles por su cariño y acogimiento.