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Mostrando entradas de agosto, 2010

La Luna llora pero no está triste

Desde el cielo refleja su cara en el río, se mira y se pregunta, la corriente se lleva su pena. Desde el cielo suspira tu nombre, te busca en su rostro, con una roca simula una sonrisa, la corriente se lleva su pena. Desde el cielo señala, indica, algún navegante distraído la mira y dice: “ La Luna llora pero no está triste”, solo se ha sentido sola y tiene nostalgia.

Sincero

Mírame a los ojos y lo sabré, tal vez me equivoque después de todas formas porque entre medio pasan muchas cosas que no puedo controlar. Mírame a los ojos y lo entenderé, tal vez no sepa interpretarte siempre, pero déjame aprender a quererte, a saber lo que es para ti importante. Mírame a los ojos y lo haré, te miraré profundamente y me verás también. 

Escribiente

No soy poeta Soy ensayista de historias, correa de transmisión de personas, invento de la inspiración, capricho de la naturaleza, amante de la vida y cobarde ante la resolución. No soy poeta Soy caminante de dudas pantanosas que intrigan a peatones afanados en su búsqueda de tierra, signo de interrogación y palabra indiscreta en alguna ocasión. No soy poeta Soy cuaderno a rayas y de hojas blancas pintadas de letras que significan algo para artistas emocionados o para alguien despistado que agrega un “después” en vez de “luego” para decir que algo más sucederá en el próximo renglón. No soy poeta Soy una lapicera que aquí se llama bolígrafo. Soy un par de gafas que acostumbro llamar lentes. Soy una computadora, a la que he empezado a llamar ordenador. No soy poeta Soy trotamundos inconsciente que se despierta un poco más cuando le miras, soy tu reflejo en mañanas y tu antítesis en noches. No soy nada, no soy todo, simplemente un complejo ser humano que se ha sentado a escribir.

Corriente marina

Tal vez deba esperar esta vez antes de enviarte mi amor en forma de voz escrita y descrita en una oración con forma de verso. Tal vez deba callar y esperar tus palabras primero antes de confesar todo lo que te quiero porque por momentos siento que me precipito sobre las ganas de tenerte por siempre conmigo. ¿Y si tú no lo deseas así? Tal vez deba concentrar mis energías en amarte como flor y dejar de pretenderme pájaro, aunque tenga olor a libertad, soy una rosa. Tal vez deba calmar mi ansiedad y ser de verdad. Ser un poco más sincera y amarte en tu totalidad. Soy de tierra y de cielo, soy de vida y de muerte. Soy de papel y de vidrio, soy lápiz y arena. Así como vivo del agua, ya me ahogué en el mar. 

Infinito, eterno y azul

Tengo un corazón azul, palpitante y azul,  estrellado desde la noche infinita que asoma, pero azul. Acomodado entre tus manos y calmado al lado del tuyo,  tranquilo, a salvo, en la espera de más amor. Tengo un corazón azul, ruborizado y azul, conjurado desde el Universo eterno, pero azul. Satisfecho entre tus palabras y ansioso al lado del tuyo, impaciente, exigente, en la espera de más amor. Tengo un corazón azul, sonriente y azul, amante del río, de la luna y del sol, pero azul. Reflejo de como se ensancha el alma y pedazo del tuyo, atrevido, tímido y curioso, en la espera de más amor. 

Eres mi poema

Sigo teniendo ganas de escribir, de decirte lo que siento, los sentimientos atraviesan las líneas del cuaderno, las multiplican, las elevan, las transportan, las transforman en caminos expresivos desbordados de amor y esfuerzo. Sigo teniendo ganas de escribir, de tomarte entre mis versos y reír, de acaparar tu mirada hasta el final de mi existir, de ser dueña de la voz que me ofrece tu amor y esfuerzo. Sigo teniendo ganas de escribir, de contar lo que sucede en una estrofa o en un párrafo de un libro de historia, la que hacemos cada día en la lectura de nuestras manos unidas de amor y esfuerzo. Sigo teniendo ganas de escribir, el diccionario está lejos de mi y no encuentro otros sinónimos para decir TE AMO sin que suene en mi como algo nuevo que nunca antes dije y que no volveré a sentir porque cada día es distinto y mayor, crece en mi interior todo el amor y esfuerzo que conjuramos los dos.

La pacífica guerra con el viento

Tengo miedo de la conclusión del viento me dice que vaya en la dirección que él me indica y parece que mis fuerzas le incitan a hacerlo, mi disposición indecisa lo agita, lo conmueve, lo excita. Parpadeo rápidamente, me marea su fuerza, quisiera ser árbol y enraizarme en la tierra. Estoy confundida, mi vista está herida, mis manos sangran, mi vida se escapa. Llámame rosa delicada que ha perdido sus hojas en la batalla, pero no pienses que no tengo espinas porque son ellas las que me lastiman.   La indiferencia   de la rutina palpita en mi oído y aún así queda una respuesta inhibida, una que no quiero dar, no puedo compartir, la razón de mi mal y de mi bien, la excusa de la continuidad del castigo, del enfrentamiento conmigo. Queda una razón, la que olvidé esta mañana envuelta en un pañuelo de un viejo cajón.

Tu boca y mis manos

Sueño con tus manos en mi vientre, con tu boca en mi ombligo, alguien de lejos me pregunta “¿Qué haces?” Sueño con tus manos en mi cara, con tu boca en mis labios, alguien de cerca me dice “Te extraño” Sueño con tus manos en mi cintura, con tu boca en mi cuello, alguien, siempre el mismo exclama “¡Te amo!”

No tengo corazón

Tengo un corazón afilado, puntiagudo,  que se clava en las preguntas que encuentra en las miradas. Tengo un corazón con espinas  que ha perdido el perfume de sus pétalos rosa,  un corazón hecho de pedacitos,  acomodado a la manera hostil de ver el mundo. Tengo un corazón en guardia,  pendiente del sonido de las hojas, de la maleza que lo rodea, un corazón atrevido que se niega a esconderse por causa del miedo. Tengo un corazón herido,  que se ha desangrado tantas veces que hoy está seco,  un corazón rojo de rabia y resentimiento,  un corazón vacío de buenos sentimientos.  Tengo un corazón moribundo,  aparentemente calmo, pero casi muerto, un corazón sin respuestas, sin razones ni bondad, un corazón adormecido que se ha olvidado del perdón.

Dimensiones del universo conjurado

Y hoy quiero escribir un sueño, de esos que siempre esperas y parece que nunca se van a cumplir. Acaricio esa fantasía en mi almohada vacía y disimulo frente al espejo una sonrisa. Llámame cuando regreses, sabré que me habré ido, porque es imposible que coincidamos en el tiempo y en el espacio, no es posible encontrarnos. Y hoy quiero contar un sueño triste, un pasaje por una realidad delirante de anhelos sublimes acaparados por una sensación irrefrenable de deseo simple. Mastico esa fantasía en una comida sin sabor ni aroma pero que coincide con una manera de ver las cosas cuando están demasiado lejanas. Te avisaré cuando llegue, así podrás irte tranquilamente. Y hoy, a diferencia de ayer, cuando había perdido la esperanza en lo posible, pruebo la lluvia que cae sobre mi cabeza. Recuerdo que hay una tierra y un cielo, que mis pies están en el suelo y que tarde o temprano vendrás a buscarme.