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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Miedo a un sueño

Y puedo morir en la intención de un sueño y despertar porque lo he perdido, porque me he quedado sin motivo ni razón, porque tan sólo queda el sentimiento de la decepción y el dolor. Y puedo morir en la intención de un sueño y despertar porque lo he conseguido, porque he encontrado mi motivo y mi razón, porque me sostiene el sentimiento de satisfacción y amor. Y puedo morir en la intención de un sueño o puedo vivir su realización. 

¿Qué se hace con la tristeza?

“No llores o desahógate, mejor”, le dijo el Sol a la Luna y la Luna lloró. Lloró tanto que el Sol también se mojó, se inundaron los ríos y los mares y la tierra desapareció. Lloró tanto que el planeta empezó a llamarse Agua y la Luna en ella se reflejó. Se vio ojerosa y fea, pero eso no la deprimió sino que la hizo sonreír. El Sol había quedado exhausto en su abrazo apretado, pero prefirió dormirse abrazado a la Luna antes que dejarla sola. La Luna se preocupó por el desastre ocasionado y despertó al Sol. “Ríe o desahógate, mejor. Brilla para que la vida vuelva a brotar” Y el Sol se desperezó y empezó a evaporar el agua, aparecieron las montañas, los árboles y las plantas, regresó la vida a la Tierra y a la Luna su esperanza.   ¿Qué se hace con la tristeza? Lo mismo que con la alegría: Se la deja fluír.

Vida de astros y humanidad

Y es que la vida se pierde en un segundo   y en un segundo se suicida la Luna. Llora el Sol triste porque ya no podrá mirarla,   llueve allí afuera donde las nubes descargaron su pena. Y es que la vida se gana con mucho trabajo y esfuerzo ¿Pero qué hace una desempleada? Mira el cielo y busca señales, el Sol iluminará la última estrella porque las demás habrán   explotado antes para mostrar el resto del camino. Y es que la vida no es un juego, no se gana ni se pierde, simplemente se vive.   Entonces ni la Luna se mata ni el Sol se muere, el Universo se transforma y yo salgo a mirarte para asegurarme que sigues allí afuera.

Libertad, esperanza y dignidad

No tenemos derecho sobre la vida pero sí deber. Deber de cuidarla, respetarla y honrarla. Deber de caminar de pie y nunca erguidos. Deber de ser sinceros con el tiempo y el futuro. No tenemos derecho sobre la vida pero sí deber. Deber de ser fieles a la bondad, de no rendirnos a la maldad. Deber de mirar a los ojos, de no avergonzarnos de nuestra condición. Deber de dar la mano, el codo, el hombro y el corazón. No tenernos derecho sobre la vida, pero sí deber. No desvíes tu camino por creerlo así más sencillo, los atajos siempre terminan siendo más largos. No ocultes tu nombre ni tu origen, quien niega su identidad siempre termina perdido. No te aísles del futuro, eres el presente.

Y el sol se apoyó en mi ventana

Amaneció, desde mis hombros tocó tu voz mi oído y dije que no, que era temprano y quería dormir, entonces te quedaste besando mi mejilla y no pude más que sonreír. Amaneció, desde mi mejilla se fue a mis labios y de allí se escurrió, pasó por mi cuello y se depositó en mi pelo, no pude más que sentir. Amaneció, desde mi pelo bajó a mi nariz y después se quedó en mis ojos, me encandiló, y no pude más qué decir: ¡Está bien! Es hora de partir.

Corazón

entre mis manos late, late a latido, a latido late,  ni gordo ni flaco ni pesado ni ligero, ni blanco ni negro. entre mis manos late, late a latido, a latido late, ni dulce ni salado ni agrio ni amargo ni marrón ni rosado. entre mis manos late, late a latido, a latido late, ni bueno ni malo, ni nacional ni extranjero, ni rico ni pobre, ni valiente ni cobarde, ni estúpido ni genio, ni alegre ni triste, ni sano ni enfermo. entre mis manos late, late a latido, a latido late, a latido late, late a latido, entre mis manos mi corazón late.

Pasado

cuando la inspiración lo permite y el tiempo aprieta, cuando el mar se agita y la visión se cansa, cuando los dedos danzan y la sonrisa incita, cuando la caricia excita y la mirada calma, cuando las flores huelen a deseo y la lluvia las baña, cuando el grifo gime y la cañería se estanca, cuando te hablo y tú no me oyes, cuando me hablas y yo no te entiendo, cuando la pregunta se parece a la respuesta, cuando la respuesta asusta y escapa, cuando la boca canta y se seca la garganta, cuando la palabra llama y la hoja se acaba... cuando te miro y no reconozco tu cara, cuando me observas y no recuerdas nada, cuando me precipito y cambio de morada, cuando la tortola se cobija en mi sombra, cuando soy de madera y me quedo sin alas, cuando las alas eran las que traías a mis ramas, cuando las ramas se rompen y quiebran la esperanza, cuando las palabras llaman y la hoja se acaba... cuando vengo de puntillas a tu cama,  cuando por miedo me escondo en tus sábanas, cuando me abrazo a tu calor y t

Soy río en tu cuerpo

Abrazo mi almohada imaginando que es tu pecho,  froto mi cara contra tu piel y en tu aroma me pierdo. Viajo con mis dedos a tu encuentro, quiero ser algo más que tiempo  y me pretendo aliento. Atrapo tu inocencia en mi desvelo,  desvelo mi inocencia en tu cuerpo, soy viajante de anhelos,  pero no puedo más tenerte lejos. Baño de besos tu pelo  y me peino con tus manos, las líneas indican que te quiero, las señales que me amas, soy río de aguas agitadas que nada contigo en tu alma.

Que te quiero

sólo quiero decirte que te quiero, tomarte entre mis pétalos blancos y dejarte mi aroma, ése tan imperceptible a veces que te impregna, te posee, te domina... sólo quiero decirte que te quiero, cobijarte entre mis hojas claras y dejar caer el rocío sobre tus labios, ése tan dulce que nos deja embelesados, como hipnotizados por la magia del Universo. sólo quiero decirte que te quiero, sin remordimientos, sin pena ni castigo, decírtelo desde lo profundo del alma, casi como una tarea obligatoria designada por la mañana que asoma por tus rayos hasta mis ramas. sólo quiero decirte que te quiero, tan simplemente y honestamente que   me parece complejo explicarlo sólo con estas dos palabras. Escuchando "Te quiero" Mario Benedetti

Primitivo

Desde lo profundo de las entrañas, desde la raíz del instinto, del reflejo y la reacción, desde el origen de los sentidos. Desde el público que mira, desde el privado que opina. Desde la angustia que reprime, desde tu presencia que oprime. Desde el libro que no puedo terminar de leer, desde el bolígrafo que no tiene tinta, desde la pregunta sin responder, desde el sonido sordo que no puedo entender. Desde lo primitivo, lo real y lo injusto, desde la tienda en un campamento urbano, desde el teléfono desconectado en medio del desierto, desde una emoción descolgada atrapada en la claustrofobia del descontrol. Desde allí, desde el principio, me enojo, me enfurezco, rompo el mundo. Desde allí, desde el final, me encojo, me esfuerzo y amo el mundo. Desde lo profundo de las entrañas, lo primario y lo extraño.

Lágrimas

Lágrimas secas que no encuentran su emoción, desconocen el camino que las hizo llegar, que las convenció para nadar en el oasis del desierto que supieron amar. Lágrimas secas que no distinguen entre la arena y el agua, entre la sombra y la luz, entre la mentira y la verdad. Lágrimas secas de piedad, de desilusión, de ternura, y de amor. Del amor más puro que siente el río por los peces que lleva al mar, por las piedras que le hacen cambiar, por los labios que oye suspirar. Lágrimas secas, ni húmedas ni mojadas ni tempestuosas. Lágrimas ajenas a la naturaleza, lágrimas que no deberían existir.

Rota

Un corazón herido por el mundo vacío que enseña tu mirada.   ¿Dónde quedó tu sonrisa enamorada? Tartamudea la ilusión y el papel se escribe solo, se mancha la hoja, se moja, se corre la tinta y llora el verso. El suelo resbala, la pena se agarra. La sangre se corta, la gota desborda. El corazón herido pide perdón, dejó su esperanza escondida en un rincón hasta que te acercaste con emoción y todo fue distinto. Mi corazón herido   no entiende el error, sólo siente dolor. ¿Dónde quedó mi locura sensata? ¿Dónde abandoné mi razón?