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Mostrando entradas de agosto, 2011

Leyenda de Amor

Desde tiempos inmemoriales  nos hemos preguntado por el origen de la vida. Cuenta la Leyenda que el Amor creó el Universo: los planetas, las estrellas, los satélites, los cometas, los agujeros negros, y todo aquello que pudiese brindar sabiduría a los seres vivos. Pero el Amor se sentía triste porque estaba en todas las cosas pero en ninguna en concreto, entonces decidió bajar a la Tierra, nuestro planeta. Se subió a las estrellas más dispares que encontró porque sabía que en la diferencia está la unidad. Las escogió grandes y pequeñas, claras y oscuras, largas y cortas... Desde el espacio eligió a un hombre y a una mujer y bajó a la Tierra con suavidad para posarse sobre sus cuerpos desnudos. Se dispersó de tal forma que se pudieran reproducir constelaciones y formas interpretables por las almas de los enamorados. Es así como surgió el Universo y los Lunares, satélites que simbolizan la Leyenda del Amor y que llevas gravada en tu ser. (Para tí, mi Sol)

Calor

El aire besa mi cara mientras el calor come mis ganas. Después de un sueño de varias horas tampoco aparece la calma. La noche reclama pero el sudor se queda entre las sábanas gritando un nombre, llorando un hombre porque la Luna desaparece de su cama. Y es que nadie conoce sus entrañas, su propósito ni su alma como quién le ha dado la vida. El aire besa, el calor quema la noche sigue, no termina espera que regrese a su cuna aquella que entre sus brazos conoció la locura.

La Luna huyó

Llámame cuando te encuentres con la Luna un vagabundo a la orilla del río la vio y quizo atrapar su reflejo. Desde entoces huyó, nadie más oyo hablar de ella. Llámame cuando descubras a la Luna se asustó por la mirada de un hombre nadie la había observado con tanta devoción. Se sintió atrapada, privada de su libertad por esa necesidad de querer ser amada. Se sintió desprotegida ante tanta fuerza, él estaba demasiado cerca, ella demasiado lejos. Llámame, llámame cuando la Luna regrese me esconderé para que no me vea, le escribiré poemas para que me recuerde. Llámame cuando regrese, echo de menos su color en el río.

Sueño no posible

Quiero dormir cierro los ojos pero la mente no descansa. Los párpados pegados, las pupilas en movimiento. La cama cruge, las sábanas se enredan. La noche habla. La calma no aparece. Quiero despertar, la pesadilla sigue. Los ojos abiertos, el corazón avanza. Los párpados secos, las pupilas fijas. La cama se paraliza, se queda sola. Quiero soñar ¿Qué es soñar? El sueño como realidad paralela en la que todo no está tan mal.

Despierta mi niño

Me preguntas por un sueño y se dispara la ilusión, se planta la esperanza, se retrasa el corazón. El sueño se mira en el espejo, descubre legañas y bosteza. ¿Quién apostaria por él? ¿Quién querrá viajar con él? La ilusión se dispara y muere. El sueño se peina y marcha. La esperanza se ata los cordones, se prepara para salir a correr, levanta la tierra con sus pies siente la brisa del rio. El sueño la ve pasar. La esperanza se planta, se riega y florece. El corazón... El corazón que creía conocer sus propios latidos, que vio morir la ilusión y nacer la esperanza mi corazón,caprichoso por naturaleza me pregunta por un sueño sin darse cuenta que ya desperté aunque siga en camisón.

Latidos de amor

Un sueño viene a mi boca un bostezo se acurruca en mi lengua y tu, tan parecido a un beso, te quedas pegado a mis labios. Me abanico con tus pestañas me veo en tus pupilas me peino con tus manos me duermo en tus brazos. Del otro lado del mar cerca del corazón latido a latido nace una nueva canción.

En el pecho del Sol

La mano se queda en el pecho, en el pecho duerme la Luna, en la Luna crece la esperanza, la esperanza ilumina los sueños, los sueños miran alto, la altura llega hasta el Sol. La mano se queda en el pecho, en el pecho de la Luna se despereza el Sol, el Sol se va a traer la mañana, la mañana se lleva la Luna. Cuando llega el atardecer se mezclan la noche y el día, se reúnen a cenar y a conquistar a hacer un concierto de estrellas cual luces fugaces que cumplirán deseos cuando mañana toque despertar.

Soledad II

Corazón acurrucado contra el pecho, apretado, asfixiado. Los ojos rojos por la sangre acumulada, riego la tierra, pero el río está desbordado. Manos blancas, mojadas y blancas comidas por la humedad y el frío casi transparentes por ese motivo. Corazón pequeño, arrugado y triste. Corazón desolado por la falta de entendimiento. ¿Quién se ha llevado las palabras? ¿Cómo me he quedado sin poemas? Corazón que deja de latir en el eco vacío.