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Mostrando entradas de mayo, 2013

Corazón

Si yo tuviese corazón querría que fuese como el tuyo. ¡Grande, grande! ¡Enoooorme! Capaz de albergar los trozos de las vidas que han compartido conmigo el paso por la Tierra. Rojo, amarillo, verde... De tantos colores como los que tiene la gente, bien de allá, de donde vienen y que habitan en mi. Si yo tuviese corazón querría que fuese como el tuyo. Como del tamaño de una mano amiga, fiable, sincera... Como de alguien que te espera para cruzar la carretera para que asi pierdas el miedo de vivir a tu manera. Ubicado allí mismo donde ahora le tienes, en medio del pecho, para entender todas las emociones. Si yo tuviese corazón querría que fuese como el tuyo. No lo tengo, pero si lo tuviese, te lo daria.

El tiempo apremia

El tiempo apremia, pero yo quiero escribirlo... Se acaba, vuela, difícil de atraparlo, complicado de comprimir tantos sentimientos en sólo dos palabras: TE AMO. Se termina, se fuga, se escapa de la boca, se escabulle en las agujas, se presenta: TE QUIERO. El tiempo apremia, pero yo quiero escribirlo... Se dispara contra el viento, se desvía, se distrae, se escuda de la lluvia y sigue: TE ADORO. Explota, evade todas las notas, caprichos o vanidades, se dirige sin temor y lo dice: TE NECESITO.

Sonrisa en bicicleta

Así, de repente, de paso, rápidamente, pero sincero, un grito alegre desde la bicicleta. ¡Rosalie! La sonrisa que allí se aleja se queda en mi boca de oreja a oreja, contagiosa, amorosa, como un día de campo refrescante ante tanta pereza. Así, de repente, me sorprende mi nombre re-descubierto en tu alegría de verme y me contagia verte con esa fuerza, con esa energía inherente. ¡Josefina! ¡Querida amiga, que gusto reconocerte!

¡Cómo me tiene usted!

¡Cómo me tiene usted! - ¿Cómo? Enamorada, desconcertada de todo lo que me creía capaz de amar. Reinventada, modificada, intrigada por la pasión que despierta cada una de sus miradas. ¡Cómo me tiene usted! - ¿Cómo? Encontrada, fabricada de esperanza y sueños junto a usted, en nuestra morada. Purificada, amada, atornillada a su alma por voluntad propia. ¡Cómo me tiene usted! - ¿Cómo? Completamente entregada, temerosa sin usted. Ansiosa de su piel, de su tacto, de su palabra amable, de su voz palpable. ¡Cómo me tiene usted! - ¿Cómo? Como de otra forma no me podría tener.

Yo quería algo tangible

Me lo dijo por escrito pero yo quería un abrazo. Un apretón, un encuentro de dos corazones latiendo al mismo son, una sonrisa rítmica, una auténtica caricia para la razón. Me lo dijo por escrito pero yo quería un abrazo. Un aluvión de palabras inexactas transmitidas en esa sensación, una figura humana, tangible que pudiese calmar mi desazón. Me lo dijo por escrito pero yo quería un abrazo. Un silencio acompañado de amor, de la energía de la voz callada, superada por la emoción. Me lo dijo por escrito pero yo quería un abrazo, un abrazo, sólo uno, pero el más apretado que pudiese pedir.

Pastel

Velas y chocolate, moños y envoltorios, y cuatro ojos frente a frente para decirte: "Felicidades". Pastel, falta tu pastel, falta tu sonrisa y falta tu mantel, pero tu voz llega y todo parece más normal, un poco más familiar. Velas y chocolate, dulce de leche entre medias. ¡Yo quiero un trozo de esa tarta! Pastel, me falta tu pastel, habrá que esperar primavera para que el deseo sea real. Pastel, más que el pastel me faltas tú...

Piel escrita

Usado, de ocasión, de segunda mano, libro que ha llegado a mí pintado, autografiado, rayado, personalizado. Piel escrita, hoja marcada, poema de noche que recita mientras miro las palabras subrayadas. ¡Las más bonitas! Amor, amor  fragmentado en renglones y párrafos, análogos sentimientos capturados en pájaros que vagan libres en versos  interpretados por quién lee esas páginas. Usado, de ocasión, de segunda mano, prestado,  afortunados él y yo por estar conjurados. 

Ven

Ven, cúrame esta herida, quítame el dolor de tu ausencia, de tu partida matutina acumulada en un tren de alta velocidad que nos acompaña cada día. Ven, despeja mis dudas, abrázame, cruje mis huesos, que se me termina el aire entre los huecos que deja libre mi garganta reseca. Ven, une tus manos a las mías, sintoniza conmigo la misma melodía, mientras desabrocho la melancolía y la dejo partir. Ven, señor mío, ten piedad de mis ganas de ti... Escuchando "Ganas de ti" de Jorge Drexler

Ecos feroces

Arranques de furia, gritos atascados, pegados a la garganta, clavados en el pecho anticipándose al refugio, se niegan a soltarse... Calma, no hay calma, el alma revolotea y se altera, cada segundo más cuando siente que no hay respuesta, nada se mueve, sólo el viento empuja... Silencio. Calla y luego escupe, la boca se atropella en ecos feroces que no son más que gruñidos atroces que se reflejan en el espejo. Escuchando "La edad del cielo"- Jorge Drexler