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Mostrando entradas de junio, 2018

Mis amigos los pájaros

¡Qué bonito suenan los pájaros! ¡Qué bonito! Despiertan al día de su descanso pintan de vida el cielo. Aunque los vencejos casi nunca detienen su vuelo, ni durmiendo dejan de volar, la noche tiene un silencio azulado que no trae más que paz. ¡Qué bonito suenan los pájaros! ¡Qué bonito! Su canto se acerca, se aleja, varía con cada intención. Hablan entre ellos, gozan de su libertad, disfrutan del verano con volteretas, me invitan a volar. ¡Qué bonito suenan los pájaros! ¡Qué bonito! Entre la emoción de las golondrinas y los aviones, también se cuela la bienvenida de la cigüeña a su pareja que trae la comida para ella y sus cigoñinos. Desde el balcón de mi casa, cerquita del río Tajo, miro los restos de puertas, torres y murallas que estaban en el origen de mi ciudad, Talavera, y admiro como mis amigos queridos, hacen sus nidos, sus casas y reinventan la historia.

Por el hecho de ser mujer

Sola, desamparada, desvalida, ignorada, mutilada, olvidada, maltratada, mal querida, invalidada mi vida por el hecho de ser mujer. Sola, detenida, atrapada, violada, desvestida, abandonada, tirada, abatida, rota, destrozada, acabada, impedida, ilegitimada mi historia por el hecho de ser mujer. Sola, perdida, podrida en alguna cuneta, en alguna fosa, deshechada como una cosa, esclava de una sociedad que no me considera persona por el hecho de ser mujer. Piénsalo. Por el hecho de ser mujer tengo que pedir permiso, no tengo derecho sobre mi cuerpo, sobre mis decisiones ni sobre mis acciones, soy juzgada continuamente, soy acusada permanentemente y bajo ningún concepto soy inocente, porque mi destino es ser objeto de todo lo pasado y presente, retratada en el espejo de una muerte injusta, injusta, injusta y muchas veces, mi única esperanza. Por el hecho de ser mujer tengo que dar explicaciones a quién ni siquiera me conoce... Te las tengo que dar a ti

Verano

Un helicóptero me sobrevuela mientras una campana le cobra una vieja venganza a mi oído. Me exalto cuando oigo el timbre de mi casa y justo antes de levantarme de mi cama recuerdo que 20 kilómetros nos separan. El ventilador sigue girando exagerado, me acomodo y me vuelvo a dormir.

Echo de menos

Echo de menos sus manos, esas que me calman, me consuelan, esas que me acogen, me aman, esas que me salvan de mi misma, que me rescatan de mis dudas, que me traen de regreso a la Tierra, esas que me regalan la más hermosa caricia tan parecida a un beso... Echo de menos su abrazo, ese que me contiene y me hace más fuerte y ese también que sorprende, que viene de repente a entregarme simplemente por la necesidad imperante de sentirme más cerca. Echo de menos su beso, ese que va más allá del deseo, ese que me mete en los huesos y lo cura todo, arrasa con los miedos y trasmite confianza, reconforta y me hace sentir amada. Y lo sé, así lo siento, usted está hecho de tantos gestos amables, tiernos y puros, tan profundos y nobles, que no sé como decirle que yo echo de menos eso otro tan suyo que me hacía sentir que era tan mío...

La tormenta feminista

La tormenta feminista. Fuente: Rosalie Orens Ella es así. Una onda expansiva, como una central nuclear que acaba de explotar, un golpe fuerte entre planetas, un amanecer, una flor que florece, un bebé que nace. Ella es así. Te mira con nobleza y ternura, te cuenta sus locuras, las más puras y le contestas y crees que le ofreces más ideas pero ella ya inició el camino, no para, te motiva sin darse cuenta, o sí. Tiene tanta fuerza, es como un imán, junto al que quieres quedarte siempre que te hace sentir importante y tu también floreces. Ella es así. Con ella puedas puedes proponerte todo y lo conseguirás porque ella no va a parar hasta conseguirlo y te das cuentas que junto a ella, tú tampoco.