Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2012

Teresa

Viste de negro Teresa, sueña gris con los ojos abiertos. No habla, no dice, se queda callada Teresa. No llora, no ríe, sólo mira el horizonte Teresa. Sabe pero no contesta, conoce puertas y ventanas, caminos, trampas y rarezas, colores, sabores y nombres, rayones, muros y rejas, grafitis, cuentos y bibliotecas. En silencio está Teresa, está, respira pero no vive.

Libélula

Luz de la noche en tus ojos, viaje de puntos, constelación terreste que se aplica en tu cuerpo. Raya de amor, esperanza de vida, yo tengo cuatro pulseras y una se llama Cinta. Moño de sueños que se enreda en el pelo de las hojas del árbol verde. Yo quiero ser libélula, quiero iluminar tu sonrisa.

Mugre

La suciedad se acumula en mi cabeza, se amontonan las angustias, se dispersan las ideas, se maltrata la alegría. Malos recuerdos, pensamientos negativos, fábrica de fracasos, que no quiero retener en mi vida. Papeles rayados, escritos con poesía, gafas y bolígrafos blancos que escriben con tinta pretendiendo olvidar esta rutina. La carpeta abierta sobre la mesa, el proyecto en la cabeza, tú del otro lado de la puerta y yo dispuesta a partir.

No soy

No soy ni Luna ni Sol, humanidad perdida en el balcón, tras tres muertes bajo mi condición. No soy ni Maestro ni Capataz, el mineral reniega de mí, como lo hacen las banderas ajenas a mi distrito hospital. No soy ni pancarta ni marcha, calle asfaltada o de tierra, las arrugas de mi piel no se aprecian entre los campos quemados con su propia hierba. No soy ni presente ni pasado, me parezco a un remordimiento que no tiene lugar en la habitación. No soy ni culpa ni perdón, responsable de mis fallos en un juicio sin justicia ni razón.

Poetisa

¿Por qué te has ido? ¿Por qué no quieres volver? Si mi atención tenías, si mi oído te buscaba, si la noche palpitaba ante tu mirada de niña... ¿Por qué te has ido? ¿Por qué no quieres volver? Las palabras escritas en el muro de mi alma, poemas marchitos, de borrador en borrador, que para mí eran perfectos, porque eran tuyos, de ese corazón que todo dejaba en cada verso, en cada renglón... ¿Por qué te has ido? ¿Por qué no quieres volver? Si mis manos sueñan con tus hojas, si mis ojos buscan tu manantial... ¡Vuelve, poetisa de alma, vuelve!

Andrea

¿Eres Andrea? Ella me espera en algún banco de madera dispuesto sobre este camino de tierra. Tengo torpes pasos y una gorra blanca de tela, llevo en las manos una sorpresa, tal como me describí en letras. ¿Eres Andrea? Dijo a las diez, ya son más de las tres y nadie es ella. ¿Habrá venido antes? ¿Me equivoqué de parque? ¿Dónde está Andrea? Tenía ganas de conocerla. Prendido a una flor sin rostro, se fue el anciano por la otra vereda.

Álbum de recuerdos

Días de pedazos y fotos, de instantes parecidos en los rostros, acaecidos en momentos tan largos o cortos como acompaña el deseo, la voluntad o el disfrute. Trozos apiñados en cajas, sobres y lecturas, papeles y tarjetas, facturas y cobros, el recuerdo acumulado de polvo a pesar de estar protegido del tiempo en la fisura del espacio de cartón- zapato. Fragmentos que buscan un álbum, una colección, un sitio, un orden, quiero colocarte en mi pecho, mientras pego tu foto en la portada del tronco, del árbol seco que se llena de sueños cada vez que en estas hojas aparecen tus ojos, tus manos y tu amor eterno.

Tranquila

Quiero estar a solas, no me preguntes nada, déjame en la oscuridad de mi sombra, mientras miro en el trasluz de la cortina blanca. Quiero estar a solas, mariposa que baila en la Sierra, mientras cabalgo sobre un halcón de alas paralelas e infinitas. Quiero estar a solas, no me cojas la mano ni me mires a los ojos, no me busques hasta mañana, déjame sola mientras lloro mi pena.