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Mostrando entradas de julio, 2018

Despedirme del mar

Me voy de la arena, alejo mis pies de las olas y giro hacia la izquierda una vez más. Me voy de la sal, apesar de no cesar mi llanto y mi tristeza por esta despedida necesaria, injusta, agresiva, ajena a mi deseo, extraña a mi naturaleza, pero urgente. Me voy del mar, de la isla que desde lejos me abraza, me voy del silencio sonoro y blanco que inunda mi ser de paz, me voy del mundo que amo y regreso al centro. Me voy del cielo azul, del cielo mezclado de agua de las algas pegadas a las piedras en el fondo del mar, de las medusas que pican y de la realidad. Un grito desesperado me llama, esta noche moriré. Lo siento. No queda más remedio. Vuelvo al centro, ¿Quién sabe lo que habrá? Simplemente me voy, sin querer irme, sin querer volver. Un grito desesperado me llama, esta noche moriré. Moriré sin paz.

Blanco

Blanco, como el color de una hoja de papel que espera insistente la visita del lápiz, del bolígrafo o de la tinta de la impresora. Blanco, como el color de la espuma de las olas cuando se queda impregnada en la arena. Blanco, como el color de las líneas de la carretera y del fondo de las señales... Blanco, como el color de los taxis, de las escleróticas, de las uñas largas sin pintar, de las sillas del salón, de tus dientes cuando sonríes. Blanco,  como el color de las gotas suspendidas en el aire, como el color de las nubes... Blanco, como el color de las respuestas a las preguntas que me haces aquí tirados en el sillón.