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Mostrando entradas de abril, 2011

Carta de un corazón agobiado

Sigo tratando de mantener la moral alta, sobre todo porque vienen dentro de poco, pero es cierto que hay días que es difícil sonreír y sentirme yo misma. Parece que voy a contracorriente sin saber a donde voy. "¿Quién mejor que yo para saberlo?" tengo que repetirme y parece que una esperanza se asoma. Ya no importa qué, dónde ni con quién, sólo importa cómo y cuándo. Nunca es suficiente, nunca alcanza y, a veces, para sorpresa mía, descubro que sobra miedo y egoísmo. ¡Qué rabia da! Es cierto que me sitúo mal frente a las situaciones, es evidente que me atasco y, esa visión que alguna vez fue un sueño tiene que morir, porque los sueños ocultan la realidad. Me duele no tener nada y creer que todo es posible porque a diario me doy que no es cierto. La única que puede hacerlo posible soy yo y no sé por qué no lo hago. ¿Qué es conformarse? Ya no hay otra opción que ésa.  Y eso... Simplemente volver a empezar otra y otra y otra vez, por una vez me gustaría continuar, no a tra

Sin nombre ni refugio, sin identidad ni sentido

¿Esperado? Inventado por la excusa del silencio se introduce en el dedo, se esfuerza por alcanzar su sitio. La humedad lo retiene. La tierra no lo ennegrece. Anónimo ante la pregunta de un significado. Suave, liso y arañado por el delirante disfraz de su amo. Inanimado, simplemente un aro dorado rodea mi ánimo. ¿Esperanzado? Atrapado por la necesidad del paso. Inquieto el pensamiento no sabe sonreír, el sueño que hacía despertar al río no se vuelve a repetir, se cumple.

Plagio a la verdad

Duerme arrodillado sobre su espalda, acuchillado por el engaño y la mentira. ¿Falacias? ¿Malos entendidos? El detenido no conoce el suspiro, el político se alivia por el motivo. Preso. Nunca se ha acomplejado el orgullo por defender la causa de su olvido. Biografiado por un relator retorcido, palabras extraídas de un monumento al delirio y la inmadurez. Inculpado por el destino y el punto de vista, ajeno a la única libertad del sometido: su causa. Quién señala con el dedo tiene mano de traidor, quien escribe la historia sin verdad se aleja del honor, quien se retrata de héroe aniquila la razón.