Y aún así, en la mano ancha del extremo inferior izquierdo, en el medio del pecho, en la salida del metro, en la médula ósea, en la pregunta tosca... Y aún ahí, donde no te veo entre tanto matorral y me escabullo para que no sepan donde estoy ni pueda oír que dirán... Y aún aquí, cuando todo era tan perfecto e ideal la ventana cristalina muestra un cielo azul que oculta la sombra de la capital... La capital, aún hoy en femenino se contonea, conquista y se independiza, parada frente a mí inalcanzable y en apariencia tan bella, opaca, de sonrisa ejecutiva y decidida, dispuesta a todo por más... Aún así, sin decir nada haciendo de todo a gritos, desde lo oculto de mi espacio reducido, renuncio a mi libertad para que todos seamos libres.