Calor en el corazón, lágrimas de emoción, sonrisa en la boca dibujada con amor. Abrazo profundo, fuerte, tierno, cargado de recuerdo, cargado de buena intención. Complicidad, juego y diversión, travesuras de niñas mujeres adultas que comparten una canción. Un subidón de energía, de alegría, de orgullo y valor, compartir un chocolate caliente ☕, una comida y una vela 🕯️ pinchada en una manzana para celebrar la ocasión. Compartir con calma, sin prisa, con ganas, risas, degustar el metro, mientras viajo, agradezco tanto y tanto que me llevo. Gracias a mis Imprescindibles por su cariño y acogimiento.
El ritmo de las olas de la bicicleta por el sendero de tú corriendo, y yo andando despacio. El ritmo del silencio de las voces, de las gaviotas, y de la piel que cae rota. El ritmo del espejo de la pregunta sin respuesta ¿qué nombre le pondría a mi casa? mientras alguien por detrás trota. El ritmo lento, el ritmo rápido, el contratiempo y la sensación extraña y dolorosa de haber perdido algo en el camino. El ritmo de la infancia, de la juventud, de la madurez, el ritmo de crecer. El ritmo repetido de la fotocopiadora resuena en mi cabeza y bailo moviendo la melena mientras revivo la historia.