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Mostrando entradas de enero, 2011

Sueña

¿Y si escribes un sueño? Se repite el miedo en la misma esquina que nos abandonó la última vez, y vuelve, en forma de recuerdo acordonado por las esperanzas que solían hacernos mejores. ¿Y si escribes un sueño? Lo envuelves entre letras y lo empapelas en un cuaderno con olor a rosas, lo lanzas al cielo, cual pájaro que alcanza el vuelo. ¿Y si escribes un sueño? Lo pegas en una pared, como post- it, recordatorio que no hay nada que temer.

Soledad

Mientras el mundo me mira, yo disparo libertad Y es que eso que llaman libertad no se dispara, es extraño hacer tal afirmación. Se vive, se siente, se comparte… Pero no se ataca. Mientras el mundo me mira, yo disparo libertad. Insisto en ese destino de no saber a donde se va y sin embargo intentar conducir a la fuerza una ciudad. Y es que eso que llaman libertad no se dispara, Se conquista, se prepara, se alcanza… Pero no se planta cual bandera simbolismo de fraternidad. Mientras el mundo me mira, yo disparo libertad. ¿Tiene sentido volver a empezar? Entre los escombros solo queda soledad, no me refiero a un nombre sino a una manera de estar, de ser y de morir una vez más. ¿Qué mejor manera de pregonar libertad?

Las noches también lloran

Se arropan de estrellas y se esconden detrás de la Luna. ¡Qué amable que les deja su sombra! ¡Qué grande que les calma las angustias! Se oscurecen para que nadie las vea, se escapan de la vista de transeúntes, se escabullen… Pero las noches también lloran. ¿No has oído el viento a medianoche? ¿No has sentido el trueno en tus entrañas? Las noches también lloran. Lloran cuando ya no las miras, cuando pasa tu vida y de ellas te olvidas. Lloran cuando no oyen tu risa, cuando el día se ha llevado tu alegría. Lloran cuando corres sin saber a dónde y ellas no pueden alcanzarte. Lloran cuando te pierdes y ya no logras encontrarte. Las noches también lloran ¿Por qué no haces que rían?  

Me llaman del infierno

Me llaman del infierno, no sabría por dónde empezar, mis pies están demasiado negros, mi corazón inocentemente blanco, mi conciencia permanece roja, mis manos desean ser verdes. Me llaman del infierno, mi soledad avanza. ¿Cómo se explican las palabras cuando nadie las escucha? ¿Cómo se expresan los pensamientos cuando no tienen habla? Mi juventud se pierde en la corta distancia, el abrigo no calma mi escarcha, mis rodillas caen rotas por las calles desoladas, mi ombligo se retuerce con más fuerza. Me llaman del infierno, no sabría por dónde terminar. Mis ojos están ciegos, mis oídos explotaron, mi lengua está cortada, mi nariz perforada. Mi madurez se aleja y no puedo siquiera sentirla. ¿Qué sentido tiene permanecer en el paraíso? ¿Alguien tendrá alguno para préstamo?

Anónima

Como espía de tus sueños, velo tu vigilia... Me miras fijo y ya no me sorprendo sé que estás ahí esperando nuestro encuentro. ¿Aprenderás de mi?¿Aprenderé de ti? Déjame comer un trozo de la libertad, morder el mundo en el reflejo de la paz, iracundo en lo profundo de su faz. ¿Vendrás por aquí? ¿Iré allí? ¿Quién me llama Luna en la noche oscura se acordará de mí durante el día? Déjame probar una feta de libertad, oler el mundo en el reflejo de la paz, iracundo en lo profundo de su faz. Mírate en mis ojos, no esperes ver la verdad,   sólo un espejo roto que algo te podrá contar. Déjame acercarme a la libertad, siquiera tocarla parece mortal. Como espía de tus sueños, velo tu vigilia... Me miras fijo y ya no me sorprendo sé que estás ahí esperando nuestro encuentro.