Me llaman del infierno, no sabría por dónde empezar,
mis pies están demasiado negros, mi corazón inocentemente blanco,
mi conciencia permanece roja, mis manos desean ser verdes.
Me llaman del infierno, mi soledad avanza.
¿Cómo se explican las palabras cuando nadie las escucha?
¿Cómo se expresan los pensamientos cuando no tienen habla?
Mi juventud se pierde en la corta distancia,
el abrigo no calma mi escarcha,
mis rodillas caen rotas por las calles desoladas,
mi ombligo se retuerce con más fuerza.
Me llaman del infierno, no sabría por dónde terminar.
Mis ojos están ciegos, mis oídos explotaron,
mi lengua está cortada, mi nariz perforada.
Mi madurez se aleja y no puedo siquiera sentirla.
¿Qué sentido tiene permanecer en el paraíso?
¿Alguien tendrá alguno para préstamo?
Comentarios
Publicar un comentario
¡Gracias por pasar, comentar y sugerir!