Caliente, una lágrima conoce mi cara y hierve. Burbujea en la mejilla a treinta y nueve grados centígrados. Caliente, toda la frente ardiente y el suplicio del frio en el vientre no entiende esta contradicción. Caliente, una lágrima quemante, un pensamiento saliente, cual sol que se despliega sobre el mar luego de una noche normal.