Caliente, una lágrima
conoce mi cara y hierve.
Burbujea en la mejilla
a treinta y nueve grados centígrados.
Caliente, toda la frente ardiente
y el suplicio del frio en el vientre
no entiende esta contradicción.
Caliente, una lágrima quemante,
un pensamiento saliente,
cual sol que se despliega sobre el mar
luego de una noche normal.
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