Y aún así, en la mano ancha del extremo inferior izquierdo,
en el medio del pecho, en la salida del metro,
en la médula ósea, en la pregunta tosca...
Y aún ahí, donde no te veo entre tanto matorral
y me escabullo para que no sepan donde estoy
ni pueda oír que dirán...
Y aún aquí, cuando todo era tan perfecto e ideal
la ventana cristalina muestra un cielo azul
que oculta la sombra de la capital...
La capital, aún hoy en femenino se contonea,
conquista y se independiza, parada frente a mí
inalcanzable y en apariencia tan bella,
opaca, de sonrisa ejecutiva y decidida,
dispuesta a todo por más...
Aún así, sin decir nada haciendo de todo a gritos,
desde lo oculto de mi espacio reducido,
renuncio a mi libertad
para que todos seamos libres.
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