Silencio exterior, bullicio interior, la muchedumbre explota mientras el espejo llora. La soledad habita el alma de la forma más cruel e inhumana como la de estar rodeada de gente, sintiendo un vacío que consume la gracia. Bullicio exterior, silencio interior, paz inesperada y profunda que escapa a la interpretación y descansa. Condenada al perpetuo juicio, a la pregunta incómoda, a la realidad incoherente, al deseo frustrado y atado a una silla blanca de plástico duro en la terraza de un jardín verde en medio de la nada.