Ir al contenido principal

La resistencia al olvido


Despojarme de lo vivido no porque sí, sino porque he sufrido.
Guardaba tus cartas, mis sueños,
mis recuerdos, tu boca,
nuestros besos, tu roce,
tu sensación, tu nombre…

Anidaba tu caricia que se había convertido en lija,
conservaba tu sonrisa que sólo me parecía burla,
anhelaba tu abrazo que podría ser forcejeo.

El espejo está roto desde hace tres años.
Mi imagen no existía sin la tuya,
mi voz no sonaba si no la buscabas,
mis ojos no se abrían por otra persona,
mi alma no sentía a menos que estuvieses cerca.

Despojarme de lo vivido no porque sí, sino porque he sufrido.
Aislada, en la creencia de que eras mi mundo, mi vida.
Alejada del amor, de la libertad, de la música,
de la fotografía, de la poesía… Ajena a mi misma.

Oigo las notas del piano: están solas como yo,
pero suenan, suenan, suenan…
El ritmo me despierta una extraña alegría
que nace de la tristeza más profunda
y te escribo esta carta.

Me despojo de lo vivido no porque sí, sino porque he sufrido.
Y no ha sido en vano, y no ha sido por elección o quizás si.
Yo te quise mientras tú te divertías a costa de mi cariño 
y lo permití, no lo vi o simplemente me conformé.

Me despojo de lo vivido no porque sí, sino porque he sufrido.
Me despojo de ti. Me despojo de lo que fui.

Escuchando a Erik Satie - Gnossienne No.1

Y leyendo "Cerrar etapas. ¿Qué esperas para dar vuelta la página?"



Comentarios

  1. Hola Rosalie, cuánto me alegra saber que te mi post ha servido como un granito de arena en este proceso de liberación.
    Fantástica tu creación! Cuánta belleza en tus palabras. Felicidades por tu arte y gracias por compartirlo! Me ha encantado!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¡Gracias por pasar, comentar y sugerir!

Entradas populares de este blog

Sin tristeza, sin pena, sin dolor... con coraje.

Volver a empezar, juntando las piezas que no encajaban antes y encontrando nuevas, viendo el conjunto de lo que queda, recobrar la esperanza en el final, que es ante todo un principio. Sin tristeza, sin pena, sin dolor... con coraje. Todo comienzo es un final, un dejar atrás a algo o a alguien, y eso sorprende porque uno quisiera llevarse todo puesto o mandarlo todo muy lejos. A veces para que no duela me olvido, a veces para que no duela me acuerdo y aveces me quedo, no me voy. La cuestión es que debo partir, es hora, es mi hora. Simplemente lo sé, esas cosas uno las siente adentro, como si se muriera un poquito para luego estar más fuertes y amar más puramente, de forma más madura, actuar de modo más coherente, más consecuentemente. Volver a empezar, por otro camino, no olvidando jamás lo que fuimos, teniendo siempre presente lo que queremos y sabiendo quienes somos.

Mi vicio eres tú

Amarte es mi vicio. Besarte es mi vicio. Mirarte es mi vicio. Abrazarte es mi vicio. Soñarte es mi vicio. Acompañarte es mi vicio. Escucharte es mi vicio. Cantarte es mi vicio. Leerte es mi vicio. Seducirte es mi vicio. Desearte es mi vicio. Acariciarte es mi vicio. Amarte es mi vicio. Mi vicio eres tú. Escuchando “I got you” Leona Lewis

Me siento llena de amor

Calor en el corazón, lágrimas de emoción, sonrisa en la boca dibujada con amor. Abrazo profundo, fuerte, tierno, cargado de recuerdo, cargado de buena intención. Complicidad, juego y diversión, travesuras de niñas mujeres adultas que comparten una canción. Un subidón de energía, de alegría, de orgullo y valor, compartir un chocolate caliente ☕, una comida y una vela 🕯️ pinchada en una manzana para celebrar la ocasión. Compartir con calma, sin prisa, con ganas, risas, degustar el metro, mientras viajo, agradezco tanto y tanto que me llevo. Gracias a mis Imprescindibles por su cariño y acogimiento.