Arranques de furia,
gritos atascados,
pegados a la garganta,
clavados en el pecho
anticipándose al refugio,
se niegan a soltarse...
Calma, no hay calma,
el alma revolotea y se altera,
cada segundo más
cuando siente que no hay respuesta,
nada se mueve,
sólo el viento empuja...
Silencio. Calla y luego escupe,
la boca se atropella en ecos feroces
que no son más que gruñidos atroces
que se reflejan en el espejo.
Escuchando "La edad del cielo"- Jorge Drexler
gritos atascados,
pegados a la garganta,
clavados en el pecho
anticipándose al refugio,
se niegan a soltarse...
Calma, no hay calma,
el alma revolotea y se altera,
cada segundo más
cuando siente que no hay respuesta,
nada se mueve,
sólo el viento empuja...
Silencio. Calla y luego escupe,
la boca se atropella en ecos feroces
que no son más que gruñidos atroces
que se reflejan en el espejo.
Escuchando "La edad del cielo"- Jorge Drexler
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