No me pidas que apague mi sonrisa por el miedo al dolor, no me pidas que me esconda ni que corra, no tengo más razón que el amor. No me pidas que me escape, que me oculte, la profundidad de tu voz me llama y se declara, nada muere mientras persista en nuestro recuerdo tu alma. No me pidas que me niegue ni que acepte, no me pidas que no piense, soy guerrer@ de armas nuevas, yo sé pelear con los dientes y la garganta seca de estar abierta al viento en contra. No me pidas que lo diga sin sentirlo, ni que lo sienta sin decirlo, esta mañana he llorado pero ahora sonrío. A Marcelino Camacho, un luchador.