Tengo en una mano el olvido
y en la otra confusión.
Brilla por su ausencia la poesía,
me agita una esperanza.
Pálpito de belleza
que no encuentra certeza
en la mirada del amor,
solo un continuo descubrimiento.
Tengo en una mano el olvido
y en la otra confusión.
Con las uñas clavadas en el río
dejo correr la voz:
Yo quiero una batalla justa,
que tenga una buena razón.
No discutir por arte,
sino por libertad.
Quien me llama poeta
¿ve que es mi forma de luchar?
Está lo general y lo particular,
pero el entorno siempre está.
Tengo en una mano el olvido
y en la otra confusión.
¿Quién me dará la mano
cuando pierda toda noción?
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