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Carta de un corazón agobiado

Sigo tratando de mantener la moral alta, sobre todo porque vienen dentro de poco, pero es cierto que hay días que es difícil sonreír y sentirme yo misma.

Parece que voy a contracorriente sin saber a donde voy. "¿Quién mejor que yo para saberlo?" tengo que repetirme y parece que una esperanza se asoma.

Ya no importa qué, dónde ni con quién, sólo importa cómo y cuándo. Nunca es suficiente, nunca alcanza y, a veces, para sorpresa mía, descubro que sobra miedo y egoísmo. ¡Qué rabia da!

Es cierto que me sitúo mal frente a las situaciones, es evidente que me atasco y, esa visión que alguna vez fue un sueño tiene que morir, porque los sueños ocultan la realidad.

Me duele no tener nada y creer que todo es posible porque a diario me doy que no es cierto. La única que puede hacerlo posible soy yo y no sé por qué no lo hago.

¿Qué es conformarse? Ya no hay otra opción que ésa. 

Y eso... Simplemente volver a empezar otra y otra y otra vez, por una vez me gustaría continuar, no a través del espejo que se refleja en otro espejo y lleva al infinito, sino a través del camino.

Siento el marrón, hay cosas más importantes que hacer que seguir lamentándose.

Hay que maquillarse un poco y seguir buscando hasta conseguir algo: indefinido pero remunerado. Por supuesto, dentro de la ley y la dignidad humanas, suponiendo que algo de eso tenga sentido en este mundo que ha tocado vivir. 

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Sin tristeza, sin pena, sin dolor... con coraje.

Volver a empezar, juntando las piezas que no encajaban antes y encontrando nuevas, viendo el conjunto de lo que queda, recobrar la esperanza en el final, que es ante todo un principio. Sin tristeza, sin pena, sin dolor... con coraje. Todo comienzo es un final, un dejar atrás a algo o a alguien, y eso sorprende porque uno quisiera llevarse todo puesto o mandarlo todo muy lejos. A veces para que no duela me olvido, a veces para que no duela me acuerdo y aveces me quedo, no me voy. La cuestión es que debo partir, es hora, es mi hora. Simplemente lo sé, esas cosas uno las siente adentro, como si se muriera un poquito para luego estar más fuertes y amar más puramente, de forma más madura, actuar de modo más coherente, más consecuentemente. Volver a empezar, por otro camino, no olvidando jamás lo que fuimos, teniendo siempre presente lo que queremos y sabiendo quienes somos.

Mi vicio eres tú

Amarte es mi vicio. Besarte es mi vicio. Mirarte es mi vicio. Abrazarte es mi vicio. Soñarte es mi vicio. Acompañarte es mi vicio. Escucharte es mi vicio. Cantarte es mi vicio. Leerte es mi vicio. Seducirte es mi vicio. Desearte es mi vicio. Acariciarte es mi vicio. Amarte es mi vicio. Mi vicio eres tú. Escuchando “I got you” Leona Lewis

Fluir

Si el fondo del aire es frío, entonces me abrigo, me instalo en un banco  bajo los rayos del sol y escucho los pajaritos y veo las golondrinas y los aviones volar. Se acerca un mirlo y empieza a cantar, en lo alto de una rama, declara su libertad, me transmite serenidad, todo irá genial. El río sigue fluyendo, los perros siguen corriendo, los coches siguen pasando, el día sigue avanzando, entonces, si todo es como es, ¿por qué yo no puedo ser como soy? Dedicado a mi profe de yoga, Ania. Gracias por nutrir mi alma.