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Las despedidas no existen

Me hace feliz tu sonrisa, tu mirada de paz,
tus manos son protección,
ese último gran calor que necesita mi corazón.

No quiero estar sin tu voz,
sin tu paso agigantado de esperanza,
sin tu proyecto de libertad en las cosas simples
con las que nos cruzamos sin pensar.

Voy un poco inclinada hacia atrás
porque me duele la espalda,
me das tu abrazo sin decir palabra,
me das todo sin explicar nada.

Me ofreces lápiz y papel,
te pones a cantar y yo escribo.
Traes tu guitarra y me invitas a bailar
mientras rasgas las cuerdas a ritmo descuidado,
no me dejas de mirar.
No puedo dejar de reír
y te burlas de mis pasos tontos,
tampoco sé danzar.

¿Qué voy a hacer cuando te vayas?
No es lo mismo irse que dejar ir.
¿Qué voy a hacer cuando te vayas?
¿Quién me va a cantar
y me tomará las manos
cuando sienta que no puedo respirar?

Tengo los recuerdos más bonitos que alguien pueda pedir,
los tendré conmigo mientras espero el regreso de tu gira por ahí.
Sé que no dejarás de pensar en mí, nunca lo haces,
siempre te siento, siempre estás en mi.

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