Te espero en el columpio de nuestra plaza
o en la silla que acompaña la mesa.
Te espero en el perfume masculino de tu ropa,
en el cuello de tu camisa, en las mangas y en los botones.
Te espero en la borrachera de mis palabras
ansiosas por decirte que vengas.
Te espero en el suspiro del viento y en el beso de la Luna.
Te espero en una foto y en el sonido de una campana.
Te espero en el reloj de pared imaginario
y en estos últimos cinco minutos más largos.
Te espero. Si no vienes muero.
Te tocará darle explicaciones al Universo.
Te quiero.
o en la silla que acompaña la mesa.
Te espero en el perfume masculino de tu ropa,
en el cuello de tu camisa, en las mangas y en los botones.
Te espero en la borrachera de mis palabras
ansiosas por decirte que vengas.
Te espero en el suspiro del viento y en el beso de la Luna.
Te espero en una foto y en el sonido de una campana.
Te espero en el reloj de pared imaginario
y en estos últimos cinco minutos más largos.
Te espero. Si no vienes muero.
Te tocará darle explicaciones al Universo.
Te quiero.
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