El tiempo pasa y cambia el aura,
la manera de comunicarnos, de entendernos.
Te llamo y no sé qué decir,
se ha tragado mi lengua el miedo,
la ansiedad, la burla en el espejo,
la idea fija de que me rechazarás.
Sobre esa roca descansa mi alma.
Padezco la enfermedad del olvido, del abandono,
de las ganas de encontrarte.
Ya no tengo apetito,
los delfines vienen a cantarme
y a pedirme que regrese al mar,
pero ya no tengo fuerzas.
La luna me mira triste y llora.
No puedo aceptar eso,
no puedo condenar al Universo a una naturaleza triste.
Me levanto y decido alejarme de la ciudad de la apatía.
Nado rápido al fondo azul,
ahora negro para que ella no me vea.
Sólo necesito estar a solas y contemplar las estrellas,
eso puede aceptarlo.
Cambian los modos de entendernos
pero el amor es el mismo.
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