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Iba de regreso cuando en una hoja te ví

Flotabas por lo alto del cielo y revoloteabas
como insistiendo en mi mirada,
buscando una atención que estaba alejada de la calle,
de la vereda, del ruido de las gentes pasar.

Danzabas con mi indiferencia insensata,
con mis brazos intentando esquivarte
y renegar de tu presencia.

Te divertías a mi cuenta y eso me molestaba
hasta que empecé a reír a carcajadas
y te atrapé en vuelo.

“¿Qué quieres? Déjame andar mi camino sola,
no puedo llegar tarde otra vez”.
Y te soltaste de entre mis dedos
y fuiste libre otra vez, ahora lejos.

Te seguí con mis ojos y luego con mis pies.
Finalmente llegué antes,
sorprendido el atardecer se reflejó sobre ti
y supe que era cierto, estabas en el viento.

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