Caían primero suavemente y luego a chorros,
gotas de cristal desde el cielo,
llanto de felicidad del Universo.
Mi pelo, mi cara, mis ojos, mi nariz, mi boca,
¡Qué sabor la lluvia!
A pasos acelerados los peatones que me rodean.
Yo extiendo mis brazos y me empapo,
bailo bajo ese canto de las nubes y las atrapo.
El abrigo, el bolso, la cartera, el paraguas,
la bufanda, el gorro: todo inundado,
esponjas de agua que habrá que retorcer.
La gente desespera mientras yo chapoteo mis pies
en los lagos que agujerean la vereda.
Las luces de los coches, el grisáceo entorno,
casi dan ganas de pasarlo contigo
y darnos un abrazo mojado.
Pero no importa, soy feliz de todas formas
bajo esta tormenta que me regala el cielo
y que no tiene normas.
gotas de cristal desde el cielo,
llanto de felicidad del Universo.
Mi pelo, mi cara, mis ojos, mi nariz, mi boca,
¡Qué sabor la lluvia!
A pasos acelerados los peatones que me rodean.
Yo extiendo mis brazos y me empapo,
bailo bajo ese canto de las nubes y las atrapo.
El abrigo, el bolso, la cartera, el paraguas,
la bufanda, el gorro: todo inundado,
esponjas de agua que habrá que retorcer.
La gente desespera mientras yo chapoteo mis pies
en los lagos que agujerean la vereda.
Las luces de los coches, el grisáceo entorno,
casi dan ganas de pasarlo contigo
y darnos un abrazo mojado.
Pero no importa, soy feliz de todas formas
bajo esta tormenta que me regala el cielo
y que no tiene normas.
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