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Dos puntos rotos por una línea

Puntos rojos y verdes,
puntos negros taciturnos y mordidos por el sueño.
El cansancio consumido de un deseo insatisfecho,
de una pared blanca pintada de amarillo
por el sol que antes entraba por la ventana,
puntos que no desaparecen por completo, quedan restos.

Puntos atascados por un sentimiento,
una desilusión, una frustración,
un daltonismo acusado de tener esperanza en lo imposible,
de querer cambiar lo que a nadie importa ni interesa.

Puntos de fastidio, de odio, de aburrimiento.
Puntos perdidos en el intento de manifestación,
de pancartas creadas pidiendo auxilio,
de pensamientos perseguidos por el Dictador Dinero.

Puntos de partida, de llegada,
puntos de intersección donde colocaron dinamita,
puntos clave para crear líneas transitorias,
puntos de honor destruidos por el miedo y el caos.

Puntos de arte,
puntillismo de nieve que se acumula y luego se hiela,
resbala el suelo y rompe huesos.
Puntos de bienestar y malestar,
puntos rojos y verdes que han muerto
en la intención de mostrar el peligro
ahora son mordidos por un nuevo tormento,
una pesadilla: el nuevo comienzo.

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