Me siento observada.
Al otro lado de la calle él me mira, pero no dice nada.
Me sigue, conoce mis detalles y rutinas.
Me siento presa de su mirada.
Acompañada en mi soledad diaria
por un desconocido que me reclama silenciosamente.
Asustada.
Llena de palabras contradictorias y encontradas,
justificaciones extrañas y poco claras.
Él me busca, yo me escapo.
Cierro el portal y no salgo, no salgo, no salgo…
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