Te imagino navegando por mi boca,
parando de vez en cuando en alguna orilla rocosa
sintiendo las formas, las texturas,
probando los sabores
deleitándote con el aroma de mi mar.
Te imagino suave, dulce, tierno.
Cuidadoso de tu huerto,
dueño y esclavo al mismo tiempo
de ese amor incontrolable
que te protege de estar ciego.
Te imagino profundo, taciturno
y a veces dormido en la cueva de los encantos
cubierto por mi lengua en manta,
mordido por el deseo,
acaparado por la locura
del trago airoso y húmedo.
Te imagino inquieto, apurado, impaciente,
invitado de honor de mis labios,
sabroso momento que quiero repetir
en cuanto abra los ojos.
parando de vez en cuando en alguna orilla rocosa
sintiendo las formas, las texturas,
probando los sabores
deleitándote con el aroma de mi mar.
Te imagino suave, dulce, tierno.
Cuidadoso de tu huerto,
dueño y esclavo al mismo tiempo
de ese amor incontrolable
que te protege de estar ciego.
Te imagino profundo, taciturno
y a veces dormido en la cueva de los encantos
cubierto por mi lengua en manta,
mordido por el deseo,
acaparado por la locura
del trago airoso y húmedo.
Te imagino inquieto, apurado, impaciente,
invitado de honor de mis labios,
sabroso momento que quiero repetir
en cuanto abra los ojos.
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