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Voz amarilla

Tengo que escribirlo.
Sería tan feliz solo con escuchar tu voz,
verte sería un milagro,
acariciarte más que un sueño
pero todo se deshace en una intención
de papel fotográfico.

Te siento entre los poros de los recuerdos
atados con candados a un pasado diluido en lágrimas,
a un perdón que no se materializa ni siquiera en una sonrisa.

No te olvido no porque no pueda,
sino porque no quiero.

Apareces sin pedir permiso
y vienes y me acechas y me duele…
¡Pero no te vayas, no me dejes!

Me aferro a esa esperanza
hecha almohada aplastada en mi abrazo,
asfixiada en mi pecho
gritándome qué soy “sólo un sol tapado por nubes”.
Así me decías cuando sabías que estaba triste.

Tengo que escribirlo.
Disimular que estarás aquí mañana
y podré quemar esta carta.

Se me duermen las manos,
se me queman los dedos
y se marchitan mis pétalos.

Solo tu voz, luego tus ojos,
tus manos y finalmente el anfitrión: tu corazón.
El espectáculo empieza por el final
porque ya conocemos los artistas,
el motivo y el público.

Escuchando “Tu fotografía” de Gloria Estefan

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