En este viaje nuevo que emprendo
sin saber muy bien a donde voy
ni si estoy en el camino correcto,
sólo sé que miro tus ojos y todo parece claro, evidente.
Me disparo en emociones
y mis sentidos no me responden.
No puedo controlar lo que siento,
es en vano intentarlo, no quiero imaginarlo.
Tengo miedo de la fuerza de nuestros momentos,
de esa certeza de amarte tanto,
de la inseguridad de perderte,
de ser sorprendida por la muerte.
Estás presente en cada pensamiento,
en cada melodía que me regala el río, la lluvia, el viento …
La música de tus latidos en mi oído
permanece más allá del abrazo más fuerte
que nos dimos la última vez que nos vimos.
Tus manos me hacen más fuerte,
tus palabras me vuelven coherente,
tus besos, autosuficiente,
tu amor, clarividente.
Mi compañero, mi amigo, mi amante,
mi salvavidas y mi consuelo.
¿Cómo es posible que por fin se cumpliera este sueño?
¿Cómo es posible que seas real?
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