Alguien me espera en este final que condena el viento. El verdugo clama mi presencia. El sol se expande por mi espalda y la lluvia empapa mis ojos. La calle sangrienta no pregunta, sólo sufre y mis manos que solían estar llenas se encuentran vacías ante esta impotencia.
Alguien me espera en este final que condenan las nubes. El verdugo clama mi presencia.
La atmósfera se transforma en crepitaciones de miedo y tormenta, en rugidos arrancados de las entrañas del dolor, en recuerdos que parecen pesadillas. ¿Por qué existió un momento feliz?
Alguien me espera en este final que condena la noche. El verdugo clama mi presencia, me reclama pero no viene a buscarme, pretende que yo encuentre la muerte en mis propios pasos, me guía y desvía con su propia voz, me distrae, me marea, me desmayo…¿Dónde despertaré?
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