Tengo un corazón afilado, puntiagudo,
que se clava en las preguntas
que encuentra en las miradas.
Tengo un corazón con espinas
que ha perdido el perfume
de sus pétalos rosa,
un corazón hecho de pedacitos,
acomodado a la manera
hostil de ver el mundo.
Tengo un corazón en guardia,
pendiente del sonido de las hojas,
de la maleza que lo rodea,
un corazón atrevido que se niega
a esconderse por causa del miedo.
Tengo un corazón herido,
que se ha desangrado
tantas veces que hoy está seco,
un corazón rojo de rabia y resentimiento,
un corazón vacío de buenos sentimientos.
Tengo un corazón moribundo,
aparentemente calmo, pero casi muerto,
un corazón sin respuestas,
sin razones ni bondad,
un corazón adormecido
que se ha olvidado del perdón.
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