Revuelta en una zanja,
sin frenos, sin atención,
solamente sorprendida por esa visión,
por algo que no tenía lugar en mi imaginación.
Turbada por una zanja,
sin tristeza ni emoción,
abrumada por el shock,
la pérdida de conocimiento,
la desconcentración.
Cortada por una zanja,
partida al medio,
frustrada, finalmente con rabia
y temor.
¡Lo que podría haber pasado!
Si alguien pasaba en sincronización
o tú no girabas el volante en otra dirección.
Descansada en tu presencia
y en la de un ángel protector,
me dejaba caer por una zanja
en mitad de mi confusión.
La próxima vez, conduzco yo
no mis nervios ni mi distracción.
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