El corazón se desangra en las manos del viento
agitado el suspiro, dormido el silencio
el rojizo se expande y deja azul la vida.
Cubierto por una manta
no más a salvo del ruido
se excita el miedo
sobre la calavera del muerto.
Estirada la noche
sobre el remolino del río
se llena de confusión el frío
y me alejo del tiempo.
Perdida la ruta,
descubierta la nueva locura
se aparece frente a mi la pregunta
en forma de otra duda.
¿He muerto?
El final se parece al comienzo,
se sienten tantas cosas
que no sabemos si es una disculpa
o una nueva sensibilidad por el mundo.
No, no he muerto,
sólo he pasado una mala noche
creyendo que ya no habría reproches
y por fin encontraría la paz.
Pero la paz no está en la muerte,
sino en la vida que elegimos,
de a paso a pasito,
construimos el mundo
con ayuda o sin ella
decidimos.
agitado el suspiro, dormido el silencio
el rojizo se expande y deja azul la vida.
Cubierto por una manta
no más a salvo del ruido
se excita el miedo
sobre la calavera del muerto.
Estirada la noche
sobre el remolino del río
se llena de confusión el frío
y me alejo del tiempo.
Perdida la ruta,
descubierta la nueva locura
se aparece frente a mi la pregunta
en forma de otra duda.
¿He muerto?
El final se parece al comienzo,
se sienten tantas cosas
que no sabemos si es una disculpa
o una nueva sensibilidad por el mundo.
No, no he muerto,
sólo he pasado una mala noche
creyendo que ya no habría reproches
y por fin encontraría la paz.
Pero la paz no está en la muerte,
sino en la vida que elegimos,
de a paso a pasito,
construimos el mundo
con ayuda o sin ella
decidimos.
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