Ir al contenido principal

Soy tu fantasma

Yo no soy tu espada,
ni tu arma contra la vida
ni tu tormento...

No soy tu olvido, tu perdón ni tu fracaso.

Soy tu fantasma, la que te sigue
y persigue hasta que quieras escucharla
no para ser tu pesadilla
sino tu calma.

Estoy ante ti y no puedes verme,
pero sabes que estoy aquí, presente,
te asusta reconocerme,
simplemente porque no quieres tocarme
ni abrazarme.

Soy tu fantasma, no después de la muerte,
tan sólo un espíritu inconforme
que no se reconoce en su uniforme
de protestante de la vida.

¡Protesto, si!

Comentarios

Entradas populares de este blog

La isla blanca

Al otro lado del río que muere los pájaros se reúnen para dormir. Se alborotan con la llegada de cada nuevo huésped y tardan en acomodarse, en agruparse equilibradamente, pero cuando lo consiguen una isla de flores blancas parecen. Y luego llega el atardecer que pinta de naranja, de rosa, de morado, el lienzo blanco y el verde del suelo asoma, casi por descuido u orden divino, perfecto equilibrio de naturaleza y color. Isla blanca, isla viva, quién niega tu belleza definitivamente no entiende nada, quién deja morir tus orillas es una pobre alma que confunde la riqueza con el valor. Isla blanca de pájaros sabios, traed a más amigos para que podamos devolver la vida a nuestro río, a nuestro Tajo querido que tantas bocas alimenta. Isla blanca de mis noches negras, que la Luna ilumine vuestro canto y cuando llueva sea la tormenta vuestra verdad para que arrastre toda la mezquindad hoy nos crucifica.

Mereces ser amada

Mereces ser amada no tienes que hacer nada. Sonríe, sueña, vive,  llora, calla, vive,  grita, suelta, vuela, vive.  Nada. No tienes que hacer nada.  Baila, como bailan las notas de la guitarra,  del piano, del chelo, del arpa.  Camina, corre, sin pausa, sin prisa,  sin ganas, con ganas,  con esperanza, desesperanzada.  Pero que sepas que no tienes que hacer nada. Mereces ser amada,  como se aman las almas,  los duendes, las hadas,  la realidad y la fantasía.  Como se aman las flores, los ríos,  los bosques y las sorpresas.  La sorpresa de ser tú misma,  la que brilla con luz propia,  con alegría, con tristeza,  con rabia, con asco,  con miedo,  con luz y oscuridad.  Eres dueña de tu vida,  no tienes que hacer nada  para merecer ser amada.  Abre los ojos, mírate,  eres tan valiosa  que nadie te haga creer que eres una farsa.  Eres real, eres a...

La letra que quiere vivir

Estoy pensando en voz alta, o mejor, en voz escrita. La letra busca su oído y su boca, su pregunta y su respuesta. Escapa de la mente sedienta, del corazón chiquito y estrujado, de las manos secas y las uñas rotas. Se va de mí. La palabra se hace distancia en la cercanía del olvido, se envía por correo ordinario, en lo virtual de un zumbido en lo que pido. Se va de mí. La oración se encadena a aquél pensamiento, a una esperanza de otro tiempo, hace ya muchos años, obsoleta, desactualizada e inocente. Se va de mí. Esta es la carta que esta tarde escribo en voz alta por última vez, para el descanso del alma.