De regreso al campo,
a la tierra labrada y viva,
emoción de cosecha,
de vida entre las manos.
Surcos, patatas que miraran al cielo
luego que el hombre pasara
su arado a manos llenas
y sudara toda su fuerza puesta.
Tierra, principio de humanidad,
de humildad, de honestidad,
pues no existe mayor generosidad
que la que la naturaleza da.
¡Campo, qué grande eres, qué amplio!
Quién fuera pájaro para explorarte entero,
quién fuera justo para alimentar el pueblo
de tus dones más puros.
Campo, no te abandonemos campo,
eres el comienzo de la vida,
la comida única
que nada más puede dar.
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