Dicen que los ojos
son el espejo del alma,
que son el reflejo de nuestro ser,
de nuestra intimidad.
Mis ojos lloran solos
cargados de impotencia,
de desconsuelo,
de ignorancia.
Lloran por liberarse,
por derecho,
porque es legítimo ser ellos mismos,
parte de un organismo
que desea llorar.
Mis ojos lloran solos,
mojan la inocencia y la despiertan,
ella inquieta ni se despereza,
solo observa y sonríe.
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