Soy como soy,
más allá de mi actitud,
victimista o valiente,
me amo y me acepto,
miro al frente.
No te reclamo, no te pido disculpas,
decir “estoy cansada”
es reconocer que me agota hacer tantas cosas,
que me fundo en las personas,
que trasciendo mis límites,
que necesito parar para seguir andando,
que sigo quitando cosas de la agenda,
y busco cada día mi naturaleza.
No quiero más negar mi esencia,
quiero vivir la vida con la destreza
de quien vive, viviendo,
de quien ama, amando,
de quien sueña, soñando,
de quien hace, haciendo,
de quien es, siendo.
Soy como soy,
no lo digo con resignación,
quizás con un poco de orgullo,
porque hace falta el orgullo
para aprender a quererse a uno mismo
y dejar de negarse el derecho
a ser como uno es,
a pesar de las miradas y juicios,
que vienen tanto de fuera como de dentro.
Hace tiempo que no me miro en el espejo,
ya no sé a quién veo,
echo de menos los ojos sinceros
que me miraban con cariño y respeto.
Ahora, en este instante presente
que es mi mejor regalo,
cierro los ojos y sonrío,
las lágrimas fluyen solas,
fluyen, como fluyen las olas del mar,
o las del río Tajo,
que lo tengo más cerca,
aunque no lo pueda tocar.
Fluye la vida,
porque soy como soy,
y, aunque, como a mi río,
me dejo contaminar,
también me estoy aprendiendo a amar.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Gracias por pasar, comentar y sugerir!