El ritmo de las olas
de la bicicleta por el sendero
de tú corriendo,
y yo andando despacio.
El ritmo del silencio
de las voces, de las gaviotas,
y de la piel que cae rota.
El ritmo del espejo
de la pregunta sin respuesta
¿qué nombre le pondría a mi casa?
mientras alguien por detrás trota.
El ritmo lento,
el ritmo rápido,
el contratiempo
y la sensación extraña y dolorosa
de haber perdido algo en el camino.
El ritmo de la infancia,
de la juventud,
de la madurez,
el ritmo de crecer.
El ritmo repetido
de la fotocopiadora
resuena en mi cabeza
y bailo moviendo la melena
mientras revivo la historia.
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